REAL COLEGIATA DE SAN ISIDORO
Comarca: Tierras de León
Localidad: León
Datos Históricos:
Localidad: León
Sencilla y robusta, la Real Basílica de San Isidoro de León es una de las piezas más completas y emblemáticas del románico. El primitivo edificio fue construido bajo las órdenes del rey Sancho el Craso, quien en el siglo X dispuso que se erigiese un monasterio para albergar los restos del niño mártir de Córdoba, San Pelayo, en el ángulo noroccidental del campamento romano de la Legio VII Gemina. La hermana de Sancho, la infanta y monja Elvira Ramírez, se trasladó con su comunidad al nuevo cenobio desde Palat de Rey. Pero, a finales de ese siglo, los ejércitos de Almanzor arrasaron el viejo monasterio.
Alfonso V lo reconstruyó con barro y ladrillo, y estableció allí el cementerio real al cuidado de una comunidad de monjas, trasladando los huesos de sus antepasados, dispersos por distintas iglesias, entre ellos los de sus padres Bermudo II y Elvira García.
Su hija, doña Sancha, luego reina de León, y su esposo Fernando I sustituyeron el templo de tapiales por otro de piedra, dando inicio al arte románico en estas tierras. Ambos eligieron el pórtico de la iglesia para cementerio real y allí dispusieron que, llegado su momento, fueran enterrados, junto a los recién trasladados cuerpos de San Isidoro desde Sevilla y de San Vicente desde Ávila. Espléndidas donaciones en joyas y ornamentos litúrgicos, conocidos como el Tesoro de León, fueron donadas en la fecha de la consagración del templo, 21 de diciembre de 1063. Doña Urraca Fernández y luego doña Sancha Raimúndez, junto con su hermano el emperador Alfonso VII, continuaron las obras de la nueva iglesia.
Se accede al interior del templo por la Puerta del Cordero, con arco de medio punto y hermoso tímpano, rematada con una escultura ecuestre de San Isidoro. A la derecha del acceso principal se encuentra la Puerta del Perdón, consagrada a los peregrinos y con un conjunto iconográfico románico único, el Descendimiento de la Cruz, las Marías ante el sepulcro y la Ascensión, apareciendo a ambos lados del arco San Pedro y San Pablo.
Dentro de la Real Basílica, el ambiente invita al recogi¬miento dada la sólida opacidad del románico. En el altar mayor, de estilo hispano-flamenco, se encuentra un precioso retablo del siglo XVI en cuyo centro está ubicado el trono donde, por privilegio inmemorial, se expone de manera permanente el Santísimo Sacramento.
Imprescindible es la visita al Panteón Real. Esta extraordinaria tumba de reyes, reinas e infantes, está cobijada por una bóveda cubierta por pinturas románicas, consideradas el mejor conjunto pictórico en su estilo de todo el mundo, un legado soberbio que narra la historia de la Redención según la liturgia mozárabe, razón de más para llamarla la “Capilla Sixtina del Románico”.
Especial detenimiento merece el Pan¬tocrátor, bóveda central del Panteón, donde aparece la figura del Creador del Universo enmarcado por una orla de llamas, nubes u olas. En el centro, como es habitual, Cristo en Majestad, dentro de la mandorla (almendra) mística bendiciendo y con el libro, con fondo de bóveda celeste, el alfa y la omega.
La otra pintura destacada es el Calendario Agrícola. Se desarrolla en el intradós de un arco y es la obra más conocida del Panteón, donde se describe la vida real de los lugareños, reflejando en cada mes las actividades típicas del campo (la vendimia en septiembre, la matanza en noviembre…).
El claustro de mediodía está construido en diferentes épocas: un ala de arquería románica, y otras tres del siglo XVIII. La primera permaneció oculta hasta el siglo XX y fue restaurada en 1960 por Menéndez Pidal: consta de cuatro vanos en arco de doble rosca y uno más pequeño como ingreso enfrente de la puerta del templo.
La Torre, con su veleta en forma de gallo rematando el conjunto, es otro de los elementos más representativos de San Isidoro. Fue construida en tres fases: los dos primeros tramos son del siglo XI, concebidos como parte del recinto amurallado de defensa; los dos siguientes, a modo de campanario, son del siglo XII; finalmente, la cubierta es del siglo XVIII.
El Cabildo Isidoriano fue transformado en Instituto Secular Sacerdotal en 1956. Desde entonces atiende la vida litúrgica e intelectual de la Colegiata, el templo, sus museos abiertos, su Archivo y Biblioteca a disposición de los investigadores, su Editorial y Librería Isidorianas, que dan a conocer la historia y el arte de la Colegiata, así como la persona de San Isidoro.
San Isidoro
Alfonso V el Noble (999-1028), rey de León, el rey de los “Bonos Foros”, levantó, ex luto et latere, es decir, de tapial y ladrillo, en los albores del siglo XI, un nuevo monasterio, en estilo prerrománico, que recibiría el nombre de San Juan y San Pelayo. Más tarde, el edificio fue sustituido por el que levantaron Fernando I y su esposa Sancha, hija del citado Alfonso V, para albergar las reliquias de San Isidoro de Sevilla en 1063.
La puerta del Cordero
Representa un conjunto escultórico excepcional, donde domina el Cordero Místico, el Sacrificio de Isaac, y las efigies de San Isidoro y San Pelayo, junto a los signos del zodíaco.
Gallos y campanas
En la capilla de los Vaca se encuentra expuesto el primer gallo-veleta de la torre, símbolo de este templo realizado en cobre plomado recubierto de oro, así como la campana, fundida en 1086 y considerada la más antigua de España.
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